De las ultimas esperanzas se han visto nacer grandes
hazañas a lo largo de toda la historia de la humanidad, no se si este caso será
una de ellas, pero creo aun mantener la esperanza en algo que me conmovió a tal
grado de no dejar de pensar en eso por casi una año ya y aun sigo de la misma
manera. Los días y las noches no han sido las mismas desde que sucedió esa
muerte tan trágica y no en vida si no mentalmente, la taza de café que me estoy
tomando no sabe igual y definitivamente no ha habido tranquilidad por estos rumbos
desde que sucedió, muchos aquí no lo pueden creer todavía y todos recuerdan las
cosas buenas que alguien algún día hizo por ellos, todos tienen al menos una
foto colgada en su pared, como agradecimiento, para recordarla, para al menos
tener una esperanza que regresara, por todo lo que hizo... Otros solo recuerdan
lo malo, la traición, el trago amargo que los hicieron pasar en el momento en
que todo se fue repentinamente, como todo acabo y la impotencia que se sintió;
He hablado con la mayoría de habitantes de esta aldea tan poca poblada, mucha
gente se ha ido de aquí en el ultimo año, algunos han desaparecido como si se
los hubiera tragado la
tierra o si ella misma se los hubiera llevado, muchos suicidios pasaron desde entonces,
pocos fueron los valientes que lograron aguantar este tipo de incertidumbre y
muchos continúan sus vidas con miedo, siempre viendo para todas direcciones,
como si tuvieran una deuda con alguien, como si esperaran que alguien les hará
daño. Ayer en la noche de vientos fuertes y frío adormecedor pude ver desde la
ventana de la vieja casa en la que me encuentro como la familia de enfrente se
tomaban de las manos y de rodillas encomendaban sus vidas en nombre de ella y
todos sus logros y actos durante el día se los dedicaban con gran adoración, sonreían
unos con otros y se podía notar en sus caras la esperanza que bajo las velas y
el frío ellos podían tener en medio de tanto miedo y sentimientos que no se
pueden explicar, era así como agarraban fuerzas, era ese tipo de unidad en
familia lo que los mantenía calientes y abrigados en medio de tanto tormenta.
Por el poco tiempo que llevo de estar en este pequeño y desolado lugar me he Podido
dar cuenta que mucha gente vive con una sola esperanza, todos creen que
regresara la paz y los días volverán a ser como antes llenos de armonía y no me
lo habían confirmado hasta que hable con la Sra. Ramírez. Blanca Antonia Ramírez
Polanco, una señora que había crecido en esta aldea y vino aquí hace mas de 33
años, con raíces italianas y una gran debilidad por el pastel de mora, nos topamos
en el mercado de pulgas del centro en donde yo estaba comprando los vegetales
para el almuerzo de mi día tan largo que estaba teniendo tras haberme aburrido
de hurgar entre las fotos y pertenencias personales que encontré de quien todos
andaban extrañando
en esos días, La Sra. Ramírez o Blanqui como me autorizo a llamarla, la conocí
por accidente por medio de un vendedor de antigüedades, ambos preguntamos por
ese viejo tocadiscos que estaba en exhibición y no se encontraba a la venta,
casi que nos descuartizamos los unos con los otros y discutimos acerca de por
que una señora de tantos años querría un tocadiscos y un joven lo querría poner
en su repisa de souvenirs de vuelta en casa, ninguno de los dos compro el
tocadiscos por que el dueño de la tienda Pedía
demasiado dinero por el (lo cual me hizo pensar que aun no estaba listo para
dejarlo ir y por eso pedía un precio descabellado). En ese momento pude notar
que la Sra. Ramírez o blanqui llevaba con ella un pastel de mora y unas
revistas entre la Cesta
llena de vegetales, lo cual llamo mi atención pues no eran revistas comunes y
corrientes, eran revistas que un músico y escritor local publicaba cada mes, de
inmediato le pregunte a la señora acerca de ellas y muy enojada me contesto con
un gran resentimiento por la escena en la tienda de antigüedades... [Continuará...]
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